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UNA GUERRA LLAMADA COMPARACIÓN

Desde pequeñas pareciera que aprendemos hacerlo de manera inconsciente, y aún sin saberlo empezamos a reflejar nuestro cuerpo, nuestros deseos y anhelos en el espejo de alguien más.

Yo diría que la brecha se hace más grande al llegar a la adolescencia cuando vemos algunas chicas y no damos “la talla”.

Nos vemos a nosotras mismas y nos sentimos menos bonitas, sin tantas curvas, menos inteligentes, o menos afortunadas.

Empezamos a pensar en las marcas de ropa que utilizamos, y lo que comenzó como un pensamiento aislado, se convirtió en un monstruo de mil cabezas. Una neblina densa que no nos hace pensar con claridad.

¿Cuál es el cuerpo perfecto?

¿Is there a perfect body?Hay allí un cuerpo perfecto.

Bueno seguramente algunas dirán que sí,pero, exactamente ¿cuál es?

¿Es el cuerpo de esa mujer bronceada con grandes glúteos, muslos con curvas, cintura pequeña, senos bien redondos y cabello largo y negro,o es ese cuerpo alto, con piernas largas y estilizadas, senos pequeños y firmes, brazos delgados y una melena rubia?

Pues he allí el detalle.  Pregunta del millón.

Todo depende del experto a quién se lo preguntes.

Si se lo preguntas a un profesional de la alta moda de Europa,te dirá una cosa.

Ahora si es un experto de las pasarelas de Sudamérica, su respuesta será diferente pues los cánones de belleza son en extremo distintos.

Entonces, ¿seráposible vivir con dos cuerpos y cambiarlos dependiendo del país y la sociedad donde vallas?

Parece una respuesta obvia, Sin embargo, esa obviedad no llega a la vida real.

Yo no soy modelo, tampoco soy experta en moda ni nada parecido, pero si sé que de la comparación han salido muchos males modernos: El creciente número de la cirugía estética, los trastornos de alimentación, y los niveles de chicas con problemas de autoestima es alarmante.

He vivido en culturas donde un estereotipo de cuerpo es mas valorado que el otro. La comparación está en todos lados. Nos afecta a todos; pero por alguna razón, nos afecta a muchísimas mujeres. Tal vez, porque somos un poco más vulnerables con estos temas.

Debo confesar que, aunque he superado la comparación en muchas áreas de mi vida. No escapo de la situación.

Mi experiencia como venezolana es que en mi país es muy valorado, apreciado y admirado(ojo, tanto por hombre como las mismas mujeres) este tipo de cuerpo voluptuoso con grandes curvas, trasero grande, senos inmensos y cabellera larga color negro.

Por otro lado, habiendo vivido seis años en Londres, Inglaterra y dos en Madrid, Españaesta forma de “belleza” es mal vista o medio vulgar.

Siempre terminaba preguntándome: ¿Y ahora dónde me meto el culo cuando voy a vestir,unos leggins en Europa? o ¿dónde me acomodo las lolas cuando hay un calor para derretir témpanos de hielo en dos minutos y una franelilla vendría de maravilla?

Pues la verdad no quiero dar la impresión equivocada.

Ahora bien. Hagamos el mismo ejercicio; pero en Venezuela.

Imagínese entrar a un restaurante con aproximadamente 37° o 38°(es el promedio del clima en mi país) con una bufanda, gorro y abrigo hasta el cuello como los que utilizo en invierno en España.

¿Yqué pasa si sencillamente no quiero mostrar nada?¿Estoy fuera de onda?

Ahora con el auge de las redes sociales es peor.

Son muchas las mujeres que han perdido su enfoque al dejarse arrastrar por la falsa percepción que estos canales presentan. Es que ahora nunca había sido tan difícil no compararse.

Hay una necesidad constante de mirar el “look” que tiene Juanita, el estilo de vida y amigos de Anita.

¿Por qué mi esposo no me regala flores cómo el de la cantante fulanita? ¿O la mamá tan genial que tiene la vecina? Salen los fines de semana a tomar el té, mientras que la mía…

La lista es de nunca acabar.

Tal vez estas son cosas te suenan muy superficiales, pero es la realidad de muchas mujeres.

Cuando te comparas con otras, usualmente tiendes a mirarte a ti misma y ver tus cosas como “menos” ya que usualmente las personas que comparan, tienen la manía de ver todo lo bueno de los demás y lo malo de ellas mismas. Por lo tanto, siempre lo que es, o lo que tiene la otra es mejor que lo nuestro y “allí” es dónde ocurre el daño.

Damos paso a la envidia. Nos vamos limitando y bloqueando nosotras mismas.

La gente solo muestra lo bonito. Lo que quiere mostrar porque resulta que los “trapos sucios”. Esos son lavados en casa a puerta cerrada.

Por ello, es TAN importante que en vez de sentarnos a ver lo que no tenemos y queremos, nos sentamos a hablar de lo que si tenemos y que bello, porque a ver, que malo invertir tu momento de compartir con amigas,en enfocarte en sus kilos demás, o que está muy flaquita.

¿Eso qué diablos importa cuando podríamos pasar un tiempo maravilloso de crecimiento junto a quienes amamos?

La comparación es una ladrona bestial. Puede llegar a cegarte, robarte la paz, quitarte a tus verdaderos amigos y hasta tu relación amorosa si se lo propone.

Sin embargo, No todo está perdido.

La palabra tiene muchísimo poder y, además, nunca sabemos por lo que está pasando esa otra persona. Hay todavía quienes creemos en la empatía y ponernos en los zapatos de los demás para logar cambios positivos.

Volvámonos aliadas. Hay personas que lo ven como imposible, pero sí creo que se puede porque lo he vivido.

Reconoce el problema y enfréntalo. Aprendamos a ver nuestro valor.

Si. Es verdad, fulanita como mujer vale mucho. ¿Pero sabes qué? Tú también. Cada una con sus dones y talentos por igual.

No hay manera de que todos los cuerpos sean iguales, y que aburrido sería.

Créeme todas pasamos por nuestros procesos, problemas y tempestades. Nadie tiene una vida perfecta.

Hazte el firme propósito de halagar a aquellas que están a tu alrededor: Decir algo bonito y resaltar en otras, lo positivo tanto físico, como emocional.

A veces creemos que es un detalle insignificante, y sin saber, muchas veces estamos salvando quizás hasta una vida.

Reconoce tu valor. Tal vez no tengo cuerpo de modelo; pero si habilidades para hacer de este mundo uno mejor y más humano.

De seguro tú también tienes muchas cosas que te hacen distinta. Tienes derecho a tropezar, hacer y levantarte.

¡Confía!

Génesis-.

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